jueves, 14 de octubre de 2010

EL ANACORETA (1976) de Juan Estelrich

Un hombre de cierta edad, Fernando Tobajas, decide cierto día vivir en el cuarto de baño, que ha modificado de forma que parezca un pequeño apartamento y no salir nunca de él. Es un hombre que ha renunciado a todo, excepto a su vanidad y sus contactos con el mundo se reducen a las visitas de los amigos y a los mensajes que envía encerrados en una botella, por el retrete con la esperanza de que alguien lo reciba y sepa así que él existe. Arabel Lee, una chica preciosa, encuentra uno de estos mensajes; uno en el que este moderno anacoreta hace una reflexión sobre San Antonio y la Reina de Saba. Arabel, decide visitarle y jugar a ser la Reina de Saba. El amante de la chica, que no se resigna a perderla, ingenia un sistema para recuperar a Arabel; deja al anacoreta a solas con ella, sin servicio y sin dinero. Ambos descubren que la relación no durará mucho: Fernando, fuera del baño, sería un tipo vulgar y sin ningún interés y, por otra parte, ¿cómo ofrecería a Arabel el tren de vida al que ella está habituada?

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