Don Mendo, marqués de Cabra, galante y audaz caballero del medievo castellano, es también un virtuoso de la mandolina y un especialista en escalar torreones. Pero tiene una mala racha; todo lo ha jugado y todo lo ha perdido a las siete y media, y el honor juega y el honor pierde en su última escalada de amor hasta el aposento de su amada y bella Magdalena. Don Nuño Manso de Jarama, padre de Magdalena, ha comprometido la mano de su hija con el Duque de Toro, y sorprende a Don Mendo en la estancia de Magdalena. Don Mendo dice que nada de amor le ha llevado hasta el Torreón; ha subido para robar. Su amada queda limpia de toda sospecha, y él es condenado a morir emparedado. El Marqués de Moncada y otros nobles caballeros, amigos todos de Don Mendo, facilitan su huída. Ha pasado el tiempo y Magdalena sigue siendo tan infiel al de Toro como antes lo fuera al de Cabra. El Rey es el amante de turno. Un 'bellísimo' trovador, que no es otro que Don Mendo, con la barba rapada y la melena tan larga y tan rubia que nadie le reconoce, aparece en el campamento de la Corte, donde enamora a todas las mujeres. El de Toro y el de Manso acuden a la Cueva de Algodor, lugar de cita de todos los enamorados, al acecho de la infiel. Allí van llegando: el Rey tras Magdalena; Magdalena y la Reina tras el Trovador; la mora Azofaifa dispuesta a liquidar a sus rivales y, con todos ellos, Don Mendo, mejor dicho, el Trovador, que cree llegada la ocasión de su venganza.
martes, 12 de octubre de 2010
LA VENGANZA DE DON MENDO (1961) de Fernando Fernán-Gómez
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