Tras degollar a un hombre durante el asalto a una caravana, Aballay cruza su mirada con la del aterrorizado hijo de su víctima, y algo se quiebra dentro de él. A partir de ese encuentro, espantado de sí mismo, el gaucho criminal decide tomar la lección de los místicos estilitas, penitentes que purgaban sus pecados subiéndose a una columna de la que no bajaban por el resto de su vida, para hacer lo propio: montar su caballo para ya no descender nunca más. Los años lo convierten, ante la mirada del pueblo, en una suerte de santo, pero la imagen de los ojos de aquel chico no lo abandona y sabe que en cualquier momento volverán por él clamando venganza.
sábado, 9 de abril de 2011
ABALLAY, EL HOMBRE SIN MIEDO (2010) de Fernando Spiner
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